La vida humana merece ser considerada digna en sí misma sin duda alguna, pero adquiere un carácter esencialmente trascendental cuando se vive en libertad y explora su propia capacidad de significar y crear sentidos. Este carácter creativo de significados es lo que nos hace propiamente humanos y nos permite crearnos un horizonte de sentidos, que hacen de nuestro mundo una perspectiva particular y única. Se trata entonces de entender que la vida propiamente humana es la vida en libertad, y que sólo desde el ejercicio de la misma se puede ser realmente humano. Ahora bien, no existe libertad sin autonomía, y ésta exige, una preparación del carácter y las condiciones intelectuales, que sólo se logra por medio de la educación formal. En conclusión, de todo lo anterior podemos afirmar, que Educar a los hombres les hace autónomos y es la autonomía el fundamento de la libertad, que es a su vez, la condición creadora del hacer un horizonte de mundo, lleno de sentidos y significados propios.
En este sentido es que puede afirmarse que el compromiso con la Educación de los hombres, lo es también con la libertad, entendida ésta como condición sine quad nom de la creación de significados y sentidos propios de los hombres, por ello no puede haber libertad sin una adecuada y robusta educación. Así entonces, el hecho de educar es la acción de liberar, que hace a los hombres autónomos y plenos en sentido. Es por ello que una política liberadora de los hombres debe partir de una política educativa honesta, basada en principios humanistas y con una clara intencionalidad en forjar hombres autónomos, plurales, respetuosos de la otredad y con un claro compromiso con los asuntos públicos. Educar es forjar libertades, que creen el sentido de su propia existencia en una comunidad política en la que todos están comprometidos con la participación protagónica respecto a los asuntos públicos.
En atención a lo anterior es necesaria un política que considere la educación como la herramienta fundamental liberadora de los hombres, y la enseñanza como la estrategia fundamental para fraguar una autonomía plena de los ciudadanos, que en última instancia son la base de toda democracia. Desde la Asamblea Nacional, los diputados deben hacer gala de este caracter de autonomía y su quehacer legislativo ha de ser un resorte que impulse leyes a favor de una educación liberadora, que geste una ciudadanía creativa, plena en significados y que desde ahí genere los cambios políticos que requiere nuestra sociedad venezolana, para ser más justa, más diversa, más equilibrada, más productiva y más feliz.
Así mi postulación por el partido Arepa a la Asamblea Nacional, se funda en un compromiso con la educación como base de las libertades individuales, con un compromiso claro con los otros, desde la enseñanza como sendero liberador que permite dotar de significado el obrar humano. Desde la Asamblea Nacional, impulsaré la autonomía universitaria, propondré la nueva ley de educación de la era digital, que tendrá como objetivo fundamental la formación de los ciudadanos en herramientas liberadoras por medio de tecnología de web3 a fin de expandir nuestras capacidades creadoras y gestoras de sentido, a nuevos límites más allá de nuestras limitaciones actuales como sociedad.