Todo lo que vive ahora, todo lo que se ha superado y ha permitido este presente, a tenido su origen en la esperanza, es esta la que crea primero una posibilidad, cuando todo se cree perdido, en lo profundo del abismo, ahí es cuando mayor es su brillo; y después, solo después, viene nuestra voluntad, la voluntad de la vida misma queriendo y creando libremente ese horizonte de lo posible. La esperanza no es optimismo, es abrazar la incertidumbre, el miedo mismo no es descartado, los barrotes siguen allí, pero si uno tiene esperanza ya no esta condenado para siempre a permanecer bajo el control de nada ni de nadie, la posibilidad nos libera en este preciso instante.
El camino de la Esperanza no es un sueño ingenuo, sino un marco ético y práctico que combina la posibilidad de cambio con voluntad para la acción. En Venezuela, donde la desesperanza ha sido una constante, esta ética puede ser un motor para la reconstrucción, inspirando a los ciudadanos a creer en la posibilidad de cambio y a trabajar juntos por un futuro democrático, próspero y justo. La esperanza no es solo un sentimiento, sino una herramienta poderosa para transformar la realidad y construir un país donde todos los venezolanos puedan vivir con dignidad.
Nuestra esperanza esta en la posibilidad de rescatar al sistema democrático de donde lo ha enterrado 25 años de lucha por el control del poder y del país con sus recursos por parte de dos elites, una a cargo del mal gobierno, otra a cargo de una mala oposición, elites muy similares y con intereses y ambiciones mezquinas lejos de los grandes intereses de la gente. La esperanza es restituir la confianza entre los venezolanos permitiendo la convivencia pacifica, la pluralidad de ideas, la libertad, la generación de riqueza para una economía prospera y el bienestar social.
Se requiere un compromiso con la ética de la democracia, participar, votar, ser tolerantes, crear espacios para el pluralismo de ideas, defender los derechos humanos y las libertades, la Constitución y las instituciones y pilares del Estado, representando los intereses genuinos de la gente y del país con venezolanismo y ejercicio pleno de nuestra soberanía en cada acción; que se priorice en la diversificación de la economía y sean transparentes los fondos públicos con contraloría y participación de todos en la gobernanza, para así atender con efectividad las necesidades de la gente y de los sectores más vulnerables, impulsando la descentralización y desconcentración de la toma de decisiones usando nuevas tecnologías para incluir a más voluntades y acortar los tiempos para las soluciones.
Este ceñimiento a un a ética democrática compartida con otros actores políticos y sociales genera una política unitaria con propósito, de largo alcance, y donde las coyunturas electorales con sus dificultades no frenan el avance en el camino de la esperanza.
Los acuerdos parciales pueden tomar forma en procesos como los que ahora enfrentamos (elección 25M), entendiendo la dificultad de un acuerdo perfecto en el contexto de baja confianza actual, visto entonces como mecanismo idóneo AREPA digital hoy se esfuerza por crearlos con otras organizaciones políticas, presentando nuestros candidatos y candidatas que han sido el resultado de una política de verdadera apertura e inclusión y haciendo uso de nuevas tecnologías. (Arepa pa´ mi gente).
Algunos Principios de la Ética Democrática
- Respeto a los Derechos Humanos
- Estado de Derecho
- Participación y Protagonismo de la Gente
- Dialogo, Pluralismo y Tolerancia
- Transparencia y Rendición de Cuentas, Gobernanza Abierta
- Libertad Económica y Propiedad
- Soberanía
- Economía Diversificada y No Dependiente del Petroleo
- Innovación y Tecnología
- Bienestar Social
- Descentralización
- Derechos Digitales y de Ultima Generación
Quisiera invitar a todos los candidatos y candidatas de AREPA digital a complementar esta propuesta y ratificarla como un acuerdo, una ética democrática compartida, un camino de la esperanza que juntos vamos a recorrer hasta hacer de la posibilidad de reinstitucionalizar la democracia como modelo político en Venezuela, una realidad.